El día más importante en la vida de un quiterio es, sin duda alguna, el sábado, día de la procesión. Al fondo suena un repique de campanas, las campanas de San Gil, anunciando lo que los quiterios llevan todo un año esperando. La reina de San Gil atravesará las puertas y recorrerá las calles del barrio junto a todos sus fieles devotos. Es imposible describir con palabras lo que un quiterio siente al ver salir a Santa Quiteria por la puerta bajo una lluvia de pétalos de rosa. Es inevitable no sentir emoción al ver la pasión reflejada en las caras de la gente, mientras sus ojos dibujan charquitos de lágrimas que una a una empiezan a recorrer su cara. Las vivas y las muestras de cariño no se hacen esperar. Los quiterios agradecen a su amada patrona ser su refugio en tiempos donde no se haya consuelo, y ser la que los invita a seguir adelante, incluso cuando no hay esperanza ni ganas para hacerlo.
Frente a ella, subidos en un escenario, los más jóvenes del barrio interpretan la ancestral danza del ‘paloteo’, y la loa de las lilas. Una vez finalizadas comienza la música. Santa Quiteria avanza a través de las calles del barrio, engalanadas para la ocasión con cientos de banderas y balcones vestidos con la imagen de la santa.
En ciertos puntos del camino, se realiza una parada para que la patrona de San Gil reciba una poesía, un canto, unas vivas, o un maravilloso solo de trompeta. Llegados a la mitad, la iglesia de Huete recibe a Santa Quiteria para dedicarle una misa en su honor. Posteriormente, la procesión se reanuda siguiendo su camino por las calles del barrio hasta llegar a la ermita de San Sebastián, ubicada en el parque de La Chopera. Una vez allí, los más peques serán subidos en las andas por sus padres y abuelos y allí serán bendecidos y convertidos en quiterios de corazón.
Llega el momento, tras más de 5 horas de procesión, de que Santa Quiteria regrese a su trono, donde esperará hasta el año siguiente para volver a salir con todo su esplendor y dar la bienvenida a todos los quiterios. Una vez más, las lágrimas vuelven a aflorar y las vivas inundan todo el barrio. Habrá que volver a esperar para verte. Mientras tanto, como bien dice el himno, “el día que regrese a mi barrio de San Gil te diré Santa Quiteria cuánto me acordaba yo de ti”. Me acordaba. Me acuerdo. Me acordaré.
Entrada ya la noche, al igual que el viernes, se produce otro ‘galopeo’ que acabará con todos bailando al son de la dulzaina y el tamboril. Posteriormente, ya de madrugada, los fuegos artificiales inundarán el cielo de Huete, proporcionando una bella estampa, para proseguir con la verbena hasta altas horas de la madrugada.
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