Con motivo de la celebración del Día del Libro, Pareja ha acogido la presentación de «Alcarria bruja. Historia de la hechicería en Guadalajara y los procesos de la villa de Pareja», obra del joven historiador Javier Fernández Ortea, como resultado de una concienzuda investigación sobre la temática.
Este magnífico trabajo cuenta con unas igualmente sobresalientes ilustraciones de Miguel Zorita -algunas de ellas son recreaciones de lo que ocurrió en Pareja en el siglo XVI- y es el primer compendio que reúne unitariamente la totalidad de los casos caracenses. Su publicación ha sido tripartita, gracias a la labor de Océano Atlántico Editores, AACHE y el Ayuntamiento de Pareja.
En la presentación, que tenía lugar en el salón de actos del Ayuntamiento de Pareja, a pocos metros de donde sucedieron buena parte de los hechos relatados en el libro, tomaron la palabra Julio Martínez, coeditor de la obra; Antonio Herrera Casado, cronista provincial de Guadalajara y el propio autor, Javier Fernández Ortea. Sus intervenciones las prologó, como anfitrión, el alcalde de Pareja, Javier del Río. El regidor dio las gracias a los tres ponentes por su compromiso, en general, con la historia de la provincia y, en particular, con la de Pareja. “Sabíamos que hay mucha documentación histórica en diferentes archivos sobre los procesos que La Inquisición llevó a cabo en Pareja en el siglo XVI, pero habéis sido vosotros, y sobre todo, el autor del libro, Javier Fernández Ortea, quienes habéis buceado en ellos y quienes los habéis presentado magníficamente en este libro”, señaló.
Javier del Río subrayó que el libro describe la historia mágica de Guadalajara, deteniéndose particularmente en la caza de brujas de Pareja. “No es de extrañar, puesto que más de la mitad de los casos documentados en la provincia, suceden en Pareja”, recordó. El regidor afirmó también que espacios y escenarios, o nombres, que aparecen en la documentación histórica de los procesos, y ahora consecuentemente en el libro, perduran 500 años después, como las calles de Mediavilla, de la Fuente del Oro, el cerro Brujo o el torreón medieval. Y precisamente este lugar, el emblemático torreón medieval rehabilitado como espacio museístico en los últimos años, va a contar con un amplio contenido divulgativo e histórico del proceso inquisitorial de Pareja, convirtiéndose próximamente, en el Museo de las Brujas de Pareja.
Antonio Herrera Casado, quien como había recordado antes Javier del Río “elaboró el escudo municipal de Pareja”, calificó a Javier Fernández Ortea de “hombre entregado a la investigación” y también “al cuidado y a la manutención del patrimonio de nuestra provincia, que buena falta le hace”. También desveló el cronista de Guadalajara algún detalle sobre la intrahistoria de este trabajo. “Hoy, los libros tienen peor prensa que hace unos años. Ya no solo es difícil escribirlo, que es lo más importante, sino que también lo es editarlo, y conseguir venderlo después, recuperando al menos la inversión”, señaló, definiendo al actual en este sentido como “un mundo complejo”. Sin embargo, a pesar de ello, rápidamente autor y editores acordaron seguir adelante con el proyecto, “por ser un libro importante, tanto por su contenido, un completo testimonio de lo que la hechicería ha sido en la provincia de Guadalajara a lo largo de los siglos, desde la Prehistoria incluso, como por su análisis de los elementos mágicos que han incidido, a lo largo del tiempo, en la vida diaria de la gente, arrojando luz sobre cómo la religión y la medicina han interpretado lo exotérico”. El cronista aplaudió la sensibilidad del Ayuntamiento de Pareja con éste y otros proyectos culturales, aprestándose inmediatamente a colaborar en la edición.
Sobre los procesos inquisitoriales contra las llamadas brujas de Pareja, Herrera Casado afirmó que “siempre he creído que fueron enfermas mentales aprisionadas por una sociedad muy compleja y distinta de la que hoy vivimos”.
Por su parte, Julio Martínez, calificó de “magnífico” el trabajo de Fernández Ortea y de Miguel de Zorita. “Se ha conservado íntegro por la calidad y empaque de la investigación de Javier, que es igualmente un magnífico divulgador de conocimientos, y la fuerza de las imágenes de Miguel”, añadió.
Javier Fernández Ortea afirmó que el trabajo surge como la evolución natural de un compromiso que comenzó en 2016, cuando se documentaba con el fin de hacer una exposición sobre las brujas de la Alcarria para el monasterio de Monsalud (Córcoles). Así, el libro es el resultado de cinco largos años de investigación, incluyendo cientos de viajes a Cuenca, para desentrañar los secretos que aún esconden los archivos de La Inquisición. “Hay mucha verdad en el texto, porque recoge palabras que no son mías, sino de las propias protagonistas. Hay trascripciones literales de testimonios sobre los tormentos, de los interrogatorios y de los denunciantes, algo que tiene mucho más valor que mi interpretación o la de cualquier otro historiador”, afirmó.
Según su autor, lo que el lector puede encontrar en el libro son repuestas a qué era la religión popular en el siglo XVI, cómo se entendía la magia y cómo se sobrevivía en el ambiente hostil de La Alcarria en el siglo XVI en la que no existía, por supuesto, la Seguridad Social, no había médicos cercanos y en la que cualquier suceso podía ser considerado como voluntad divina de castigar o premiar. “Las brujas de Pareja no eran portadoras de conocimientos arcanos desconocidos, sino que trataban de sobrevivir en un ambiente hostil. En algunos casos, lo consiguieron; en otros sucumbieron”, señaló Fernández Ortea.
El autor hizo referencia a las brujas de Zugarramurdi, un Auto de Fe completísimo acaecido en Logroño en 1610. “Las brujas de Pareja fueron juzgadas por La Inquisición en 1526, casi cien años antes, en un proceso del que han hablado primeros espadas de la cultura española, como Francisco de Rojas, Gustavo Adolfo Bécquer, Benito Pérez Galdós u Ortega y Gasset. Francisco de Goya pintó un capricho, a propósito de ellas. ¿Cómo hemos podido olvidarlas?”, reflexionaba Fernández Ortea, aludiendo a que quizá, detrás de ello esté la figura de Leandro Fernández de Moratín, “que fue quien, en el siglo XIX, puso sobre el tapete a las de Zugarramurdi”.
El autor ha estudiado todos los expedientes que existen sobre las Brujas de Pareja, con treinta años de diferencia entre ellos, en los archivos de La Inquisición de Cuenca y Toledo y “describiendo un momento de miseria y de infanticios”. El libro relata que en sólo dos años se amortajaron a 13 niños, muertos todos con idénticos signos de violencia. “Buscaron a un culpable, y la encontraron”, contó el autor. Juana, ‘La Morillas’, fue encarcelada en 1526 en la torre de los gobernadores de Pareja, el actual torreón medieval, e igualmente en 1526 “se arroja, o la arrojan, desde esta torre, nunca lo sabremos”. También las hijas de Juana fueron procesadas, así como su amiga, Francisca ‘La Ansarona’. Ella declaró, quien sabe si coaccionada, que “después de treinta años de ser amiga de Juana, fue obligada a ir casa por casa a ahogar a niños”. Aparecían con la cara desfigurada y sangre en la nariz, y hubo que buscar un culpable. “Fueron apresadas y torturadas, de manera brutal. Los testimonios son espeluznantes”, recordó ayer el autor.
El autor
Javier Fernández Ortea es licenciado en Historia (2007) y Antropología Social y Cultural (2010) por la Universidad Complutense de Madrid. Obtuvo la maestría en Gestión y Liderazgo de Proyectos Culturales (2013) en la Universidad Rey Juan Carlos y el título de especialista en Virtualización del Patrimonio por la Universidad de Alicante (2015). Se doctoró en historia y arqueología (2021) con una calificación de sobresaliente cum laude.
Ha ejercido como arqueólogo profesional en numerosos proyectos en toda España, destacando –en Guadalajara– la dirección de las excavaciones en Caraca o la realización de la carta arqueológica de Sigüenza. Entre 2014 y 2017 dirigió la gestión del monasterio de Monsalud y de Ercávica (Cañaveruelas, Cuenca), con múltiples actividades y eventos de puesta en valor de dicho patrimonio histórico. Como resultado de esta experiencia, Fernández Ortea fue galardonado con el I premio Lanzadera a emprendedores de la Diputación de Cuenca.
Entre 2014 y 2016 fue el responsable de la oficina de turismo de Trillo (Guadalajara) y sus dos museos afines, el de la Energía Prometeion y el Etnológico. En la actualidad compagina su labor investigadora con la docencia, como profesor de Bachillerato. Su ámbito de producción científica se vincula a los ámbitos de la antropología, la gestión del patrimonio y la Historia Antigua, siendo responsable de numerosos artículos en revistas especializadas y conferencias en centros museísticos.