Este miércoles, el templete del parque de San Julián –el que antaño diese nombre a Canalejas- vibró a plena intensidad con la brillante actuación de nuestra Banda Municipal de Cuenca y la voz de Herminio Carrillo, en una tarde soleada y ante numeroso público allí congregado.
Este recinto, emblemático para toda la ciudad, histórico por excelencia, lugar de encuentro de vecinos y viajeros que llegando desde la provincia, necesitaban utilizar los servicios de la capital, punto de inflexión para la ciudad –llamada nueva o baja- y la otra –la llamada alta o antigua, más que vieja- centro neurálgico de la ciudad administrativa, no en vano a su alrededor están el antiguo Banco de España, Correos y Telégrafos, el Instituto Nacional de Previsión, la Delegación de Hacienda Estatal, la oficina principal de la recordada Caja de Ahorros provincial de Cuenca, el Casino de la Constancia, lugar donde tantos avatares políticos y sociales se dieron cita, los Sindicatos –antiguo teatro Cervantes-, el Hotel Iberia, la antigua Casa de la Organización Juvenil Española, el primer Hotel de Cuenca –Alfonso VIII- el colegio Ramón y Cajal, la antigua Villa Rosa y la Zona de Reclutamiento –ahora sede de la Subdelegación de Defensa.
Edificios todos, de rico pasado, donde la huella de la historia de nuestra ciudad quedó plasmada a sangre y fuego, y que ahora rodean a este lugar natural, pulmón vital donde los niños juegan, los mayores presencian los pregones de la Feria de San Julián, los conciertos de nuestro folclore se dan cita, las reinas y damas cruzan sus ilusiones, las exposiciones, los castillos de arena o las partidas de ajedrez.
Por eso, ha sido un verdadero placer volver a sentir la vibración de su templete, realizado en los primeros años del siglo XX, el mismo que en los años 30 de dicho siglo seguía funcionando su biblioteca –gracias al concejal José Niño Astudillo-, biblioteca que se alzaba con el bonito nombre de “Fray Luis de León”, suscrita a una editorial que la abastecía de libros de literatura contemporánea, fondo que bien mantuvo el recientemente fallecido don Rodrigo Lozano, alcalde que fuese en aquella década de los 60 pasados.
Y lo ha sido gracias a la Banda Municipal de Cuenca, magnífico grupo de músicos, dirigidos por el maestro Juan Carlos Aguilar, la misma que hace poco tiempo cumplía su ciento veinticinco aniversario en olor de multitudes por su dedicación, recuerdo de grandes músicos que le dieron vida, y añorado recorrido entre vicisitudes donde el éxito tuvo que confraternizar con momentos dramáticos de guerras y pandemias.
Este miércoles, ante las instituciones nacionales, regionales, provinciales y locales, todas allí representadas, entidades y sociedades del mundo empresarial, social, cultural, universitario, religioso y especialmente militar, mostraron su gran virtuosidad, mientras los responsables de la Subdelegación de Defensa, con su coronel al frente, don Fernando Antón Bernalte, acompañado del Delegado de Defensa de Castilla La Mancha don José Luis Vizuete Mendoza, la presencia en el estrado de nuestro alcalde don Darío Dolz Fernández, hacían los honores de un Día especial, señalado para recordar la importancia de nuestro Ejército, los valores de sus componentes en armas y dedicación, la singularidad de ese esfuerzo en solidaridad, apoyo, ayuda y defensa para la Patria –como ente de todos- y para la sociedad en general.
En el parque de San Julián, abarrotado de público, sonaron los acordes de maravillosas composiciones musicales de corte militar –especialmente “Soldadito español”-, mientras el himno nacional lo hacía en dos ocasiones, para reforzar la idea de que somos una Nación, un todo, un país con deseo de rememorar las gestas y las hazañas de nuestros héroes, los valores de nuestros soldados y los gestos de tantos y tantos civiles que admiran y siente su nombre como emblema.
Por eso fue un día bonito, marcado por la música y los reconocimientos, donde se entregaron condecoraciones merecidas, y premios o diplomas para quienes han sabido estar a su lado, a militares en activo, a reservistas esforzados, a hombres y mujeres, a entidades como la Fundación Global Caja, siempre al lado de quien hace actividad y desarrollo para encontrar una sociedad mejor.
Y no quedó olvidado, el papel de los jóvenes, esos que han participado en el Concurso Nacional de Cartas a un Militar y que en esta edición fue ganado por una alumna del Instituto de Enseñanza Secundaria de Casasimarro, seguida de un alumno del IES Fernando Zóbel de Cuenca. Una preciosa carta dedicada a su hermana –en la ficción de la expedición de Magallanes y Elcano- y que allí leyó, destacando los valores que deben primar para reforzar el sentimiento de sociedad donde España, su bandera y su historia definen las señas de identidad.
Por eso, como cronista oficial de esta ciudad me sentí feliz porque Cuenca vibró al compás de la música, volviendo a sentir el peso de lo que siempre ha sido y será nuestro Parque de San Julián, después de ese largo periodo marcado por la pandemia, vibrando en toda su intensidad, y dejando ese sello, en un templete histórico de un parque que bendice nuestro santo patrón San Julián, lleno de nostalgia, recuerdos de tiempos pasados y esperanza de verle en renovación moderna para sentir que Cuenca sigue avanzando, por lo menos en su deseo e ilusión. Enhorabuena a la Subdelegación de Defensa por ese magnífico acto, a su equipo de gente que ha sabido estar a gran altura, a la Banda Municipal de Cuenca por su interpretación maravillosa, al Ayuntamiento por dejarnos sentir nuevamente el papel de su templete y a quienes apoyan y sienten el deseo de Patria.
Por Miguel Romero Saiz. Cronista oficial