Candela Ollé nos dice que “Ser periodista implica ser curioso y observador por naturaleza. El periodista debe saber combinar la urgencia que marca el ritmo de los medios con la pausa que requiere la información, para ser analizada y verificada. El Slow Journalism y el periodismo en profundidad siguen teniendo gran interés. Un periodista sabe mucho de una amplia variedad de temáticas, pero a la vez sabe poco de cada una de ellas, por la poca profundidad que la agenda y el tiempo le permiten”.
Sin embargo, me trae aquí este artículo para resaltar la gran labor de la Asociación de Periodistas Conquenses (APC) que, afortunadamente, vuelve a estar activa reconociéndolo en este caso, con la puesta en escena de su VI edición de los Premios de Periodismo Local.
Disfruté el pasado día 3 de este mes, en el salón de MUPA estando como espectador invitado a este gala porque me sentí uno más de ellos, por proximidad, por vocación, por amistad y por conquensísmo.
Las palabras de su actual presidente Leo Cortijo, denunciando esa presión política y social que a veces se ejerce sobre los medios y luego, postulando su independencia y libertad como medida fundamental de un periodismo objetivo y actual, fueron un canto a la reflexión, un mensaje de optimismo que debe remediar muchos de esos males endémicos que nos acucian en tantas y tantas facetas de nuestra vida. La presencia en la moderación del acto, de la taranconera Riansares López, también me entusiasmó.
Para mí, el periodista es la persona que siente o necesita hacer del ejercicio de la libertad de expresión una tarea periódica y la ejecuta; por eso sus palabras y la atmósfera que se respiraba allí, me hizo sentirme bien y felicitar a todos, no solo los premiados sino a los organizadores y periodistas que forman el mosaico de nuestra sociedad conquense actual.
Los premiados, ¿qué decir de cada uno de ellos? Felicitaciones a cada uno y una, por su gran labor, su trabajo y su inconformismo en la dedicación periodística, profesión que han decidido afrontar con ilusión, profesionalidad y honestidad.
Esther Palenciano, ejemplo vivo de esa larga carrera a pesar de su edad, de esa eterna vinculación a la labor sacrificada y bien hecha, potenciando los valores de un periodismo claro y comprometido; a Rubén Marco Checa, por su trabajo sobre la conjunción entre danza y patrimonio; a Marina Ortueta por esa tradición económica que hace de la Alcarria, el pan de sus días y el Arte en esencia; a Elena Salué y Mayo Prieto por la controvertida situación de las Macrogranjas; a mi amigo y compañero de fatigas en proyectos radiofónicos, Paco Auñón, siempre comprometido con el medio, lo social y su misma personalidad que le define; a Julián Cano, al que nada se le resiste en esa lucha por la solidaridad y los Héroes Anónimos, programas premiados en tantos y tantos lugares, o a Rodrigo Muñoz, con su legado de la guerra de Cuba.
Todo un lujo, de hombres y mujeres, dedicados a la gran labor de los medios de comunicación, de informarnos al resto con la honestidad del que sabe lo que quiere y cómo lo quiere; rasgando en cada una de sus múltiples cualidades, en formación y brillantez, esa narrativa expresa y esos mecanismos divulgativos, donde la noticia ha de ser real, concisa y clara.
Por eso, me sentí bien, porque vi futuro y claridad en ese camino. Porque es fundamental el periodismo en una sociedad de constante cambio y adaptación; porque de ellos y ellas va a depender la evolución de esa sociedad necesitada en valores, arengando riqueza de espíritu cuando adaptamos los mecanismos para que la sociedad pueda ser crítica.
Y porque entiendo que el futuro del periodismo estará en una buena formación universitaria (ahí está nuestra Facultad de Periodismo de la UCLM, cada vez más reconocida y admirada) y en una buena práctica de calle, con maestros cuya profesionalidad está fuera de toda duda (tal vez José Vicente Ávila o José Luis Muñoz Ramírez). Por eso, cuando el Premio de Honor 2021 recayó en José Luis Pinós, entendí cómo y cuándo la prensa en Cuenca ha sabido llegar y como ese maestro que siempre será, esté o no jubilado, dará vida a los que llegan con ímpetu e ilusión para reconfirmar ese legado como quiero expresar en ésta, mi arenga final:
“El futuro del periodismo depende de nuestra capacidad de perseverar en el deseo de pensar con calma y de practicar una mirada atenta, no ante el espectáculo o el impacto medido en un clic, sino ante la falta (y necesidad) de información sobre lo socialmente importante”.
Eso mismo que estos homenajeados ofrecen en singularidad, personalidad, afecto y compromiso. ¡Enhorabuena Asociación de la Prensa de Cuenca¡ y ¡enhorabuena periodistas conquenses y del mundo¡
Por Miguel Romero Saiz