Vídeo. De aguinaldos por el Parque Natural de la Serranía de Cuenca
Los aguinalderos, o aguilanderos, recorrían (hoy, ya, poco) calles y plazas con sus instrumentos musicales (guitarras, bandurrias, laúdes, panderetas, zambombas, botellas de anís vacías a las que rascaban con una cuchara y lluecas) pidiendo regalos, donativos, a cambio de un villancico.
Por cierto, la llamada llueca era un «instrumento» de nuestros pueblos, cuya base era una lata, vacía, de conservas, de tomate por ejemplo, a la que se le hacía sonar con el tallo seco de la espiga de trigo. Tenía un sonido tan agudo, tan raro, que, por eso, la llamaban llueca.