La respuesta es muy breve: porque hoy más que nunca en el tren está el futuro. Pensemos que cuando el Parlamento Europeo proclamó el año 2021 como el Año Europeo del Ferrocarril, no imaginó que el transporte por ferrocarril llegaría a tener tanta relevancia. Pero debido a los cambios que han tenido lugar, en nuestra sociedad del riesgo global (epidemia, guerra, crisis energética, inflación…), la importancia del ferrocarril no ha parado de crecer. En la actualidad es uno de los temas privilegiados de la agenda política. Tan grande es la importancia del transporte público por ferrocarril en el programa de actuación de los poderes públicos, que forma parte de la política estructural de los Estados.
En este momento, debido a la transcendencia política, económica, ecológica y social, todo lo relacionado con el tren es de una prioridad máxima. Los Gobiernos están comprometidos en crear la cultura del ferrocarril y nos persuaden de que nos habituemos a desplazarnos en este medio de transporte. Viajar en tren ha dejado de ser un eslogan publicitario y ha pasado a ser un asunto en el que están teniendo lugar insólitas innovaciones políticas. ¿Quién en su sano juicio pudo imaginar alguna vez que durante más de un año podría viajar gratis en tren?
Pues bien, considerando que el Estado español, para dar respuesta a la difícil situación que tienen que hacer frente las familias ha llevado a cabo un cambio cualitativo en la orientación de sus políticas de transporte por ferrocarril, y que se compromete a adoptar medidas tan rompedoras como el abaratamiento y la gratuidad del tren, para redistribuir la renta y mejorar la calidad de vida de las familias con menos recursos, creemos que sería de lo más aconsejable que los poderes públicos, por razones de igualdad y justicia, definan nuevamente su estrategia respecto a la línea Madrid-Cuenca-Valencia.
Todos tenemos claro que la decisión sobre la reapertura o la clausura del ferrocarril es un asunto político. Quizá por ello, ha llegado el momento de que los servidores públicos, atendiendo a las Consideraciones de la Plataforma en Defensa del Ferrocarril Público y Social y a las alegaciones de los municipios de Cuenca, se comprometan a recuperar la línea de ferrocarril Madrid-Cuenca-Valencia que propicia la unión entre los pueblos, comunicando gratuitamente a la ciudadanía de los núcleos rurales de la provincia más desfavorecida y vaciada de la región.
No obstante, mientras que los políticos se deciden sobre si permanecen sometidos a sus componendas con Adif o dedican sus esfuerzos en defender la línea Madrid-Cuenca-Valencia, en interés de la ciudadanía de los pueblos de la provincia, hay que seguir presionando. Es necesario perseverar en actuaciones por la reapertura del tren, hasta que todas esas personas, que sonríen desde los carteles durante las campañas electorales, adquieran conciencia de que el ferrocarril regional es fundamental para el futuro de nuestra sociedad. Así que el martes, 17 de enero, a las seis de la tarde celebraremos el plante vigésimo segundo (22) en esa espléndida estación de Cuenca capital, que sirve para unir los pueblos de la provincia.
Por Fernando Casas Mínguez