El club blanco lleva varias temporadas recibiendo augurios de fin de ciclo, con su juego cuestionado y capitalizando más atención por sus tentativas de fichaje de estrellas como Mbappé que por sus logros deportivos. Pero sin embargo, año tras año el núcleo de jugadores que ha batido todos los récords de títulos europeos se resiste a su ocaso, sin que parezca que vaya a llegar nunca su último baile.
Por ello, tras gestas como la de Liverpool, donde fueron capaces de levantar un 0-2 adverso para acabar goleando en el mismísimo Anfield, emergen de nuevo como grandes favoritos en las casas de apuestas deportivas para ganar otro año más la Champions. Sin que tampoco pueda descartarse nada en la Liga, teniendo en cuenta que la diferencia con el Barça no es ni mucho menos insalvable.
La enésima falsa alarma sobre el fin de ciclo madridista
Tras la derrota ante el FC Barcelona en la Supercopa, 1-3, en un partido que fue un auténtico baño blaugrana, el Madrid pareció entrar en una crisis que desató una vez más los presagios recurrentes sobre el fin de una era, y los discursos sobre la necesidad de vigorizar a un equipo repleto de jugadores que ya habían dado lo mejor de sí como Modric, kroos e incluso Benzema.
Esos mismos razonamientos se leyeron sin ir más lejos la temporada pasada cuando el Barça se impuso por 0-4 en el Bernabéu, por lo que se podría decir que estas derrotas tan contundentes contra el eterno rival ejercen de auténtica catarsis que acaba galvanizando al equipo, que parece necesitar recibir las peores críticas y los vaticinios más funestos para activarse y ponerse en modo destructor, algo que la temporada pasada acabó con el resultado que todos sabemos, abrochando la liga con 13 puntos de ventaja con respecto al segundo, el Barça, y con un triunfo en Champions que supuso, nada menos, que la catorceava Copa de Europa para la entidad.
¿Dónde está el secreto de la hegemonía inacabable del Real Madrid?
Es difícil dilucidar por qué el canto del cisne del equipo blanco no acaba de tener fin, aunque sin duda a ello contribuye la madurez de ciertos jugadores como Benzema, que han sabido maximizar sus prestaciones sobre el campo con los años. La eclosión de Vinicius Jr., la irrupción de Fede Valverde, la introducción de los recambios oportunos en líneas tan básica como la defensa y, por supuesto, un Courtois estelar, al que cabe atribuir que la final de la última Champions se decantara por el lado madridista.
A ellos se unen los dos viejos rockeros del medio campo absolutamente rebeldes a su crepúsculo: Modric y Kross. Mientras que la fuerza de Tchouameni y la energía de Camavinga cubren con creces el vigor perdido en la medular por la marcha de Casemiro, el tercer pilar de ese centro del campo que ha batido todos los récords de acumulación de Champions, con unos registros que haciendo un cálculo frío resulta muy difícil siquiera que se vea amenazado en el futuro, y el palmarés no puede darse ni mucho menos por cerrado todavía.
Aunque en el caso del Real Madrid, el secreto es probable que esté más en la masa que en los ingredientes, en ese fermento ganador del club que le lleva a ganar copas de Europa casi por inercia, como si la camiseta blanca fuese en realidad un agujero negro que se traga a todos los rivales cuando llegan los partidos decisivos y las finales a todo o nada. Por eso apostar a favor de su triunfo es siempre una jugada ganadora.