Un día antes de su festividad, San Diego de Alcalá ha procesionado por las calles de Aguas Vivas junto al templo parroquial, en una celebración presidida por el obispo emérito Atilano Rodríguez, acompañado por los feligreses en un acto que se suma a la celebración de las bodas de plata de esta parroquia que se inició el pasado 16 de julio.
Los concejales Santiago López, David García y Roberto Narro, han querido acompañar también a los parroquianos en esta procesión, trasladando la felicitación del Ayuntamiento de Guadalajara a la parroquia, por sus bodas de plata. Tras la procesión se ha realizado la tradicional subasta de los mandaderos de la imagen del santo, para retornarlo al templo, y el reparto de panecillos de San Diego, para acabar con una limonada compartida con los vecinos.
La imagen de San Diego de Alcalá es la misma que ya estaba en el pueblo de El Atance, una sencilla y pequeña talla del siglo XVIII a la que los feligreses tienen gran devoción. Los más pequeños acompañaron el traslado del santo con rosas artesanales y también ha sido amenizado el acto con música de dulzaina, tambor y tamboril.
El obispo emérito daba su bendición a los niños de esta parroquia joven y prometedora, y significaba el acto como una de sus muchas despedidas pendientes, antes de la toma de posesión del nuevo obispo, Mons. Julián Ruiz Martorell, que será el próximo 23 de diciembre, sábado, en la catedral de Sigüenza.
La parroquia de San Diego de Alcalá en el barrio de Aguas Vivas inició su andadura apostólica en 1998, guiada por el sacerdote Pedro Cañamares, fundador y primer párroco. Las primeras tareas parroquiales comenzaron entonces en un reducido local comercial de la plaza la Barca.
Más tarde, llegaría el templo, trasladado desde El Atance, piedra a piedra, por la Confederación Hidrográfica del Tajo, lo que permitió construir el amplio centro parroquial, ambos inaugurados en 2005. Estos hitos fundacionales se reviven ahora con una exposición fotográfica que se puede visitar en los bajos de la parroquia, en la Avenida de El Atance1.
Es un edificio que reconstruye la obra renacentista del siglo XVI y se erigió sobre una parcela cedida por el Ayuntamiento. El retablo primitivo del Atance se encuentra ahora en la iglesia de San Gil de Molina de Aragón, por lo que se encargó el actual al artista de Horche José Antonio Martínez, en el año 2015.