Una nueva planta de residuos sólidos urbanos de 43,5 millones de euros proyecta instalar la Diputación a 20 kilómetros de la ciudad de Cuenca, en unas parcelas de Villanueva de los Escuderos, ocupando una superficie aproximada de 14 hectáreas. La Consejería de desarrollo sostenible, el Ayuntamiento de Cuenca y Ecologistas en acción han presentado alegaciones que ayudan a entender el alcance de la propuesta.
La Consejería señala que el emplazamiento afecta a la cuenca del arroyo del Ejidillo, próximo a un espacio de la Red Natura 2000 y a una Zona de Especial Conservación. La vegetación arbolada asociada a la ribera del arroyo y el río Júcar constituye un bosque de importancia para la biodiversidad: existen pinos negros endémicos, sabinas y bosque de encinares. Es un área de campeo de rapaces, como el milano real – “en peligro de extinción”-, y otras de “interés especial” (azor, águila calzada, ratonero, buitre leonado y milano negro), así como de aves que nidifican en los bordes de las hoces asociadas al río Júcar, como el águila perdicera – “en peligro de extinción”-, el alimoche y el búho real, que son “especies vulnerables”. Subraya la Consejería que la instalación se sitúa en una zona de alto riesgo de incendio forestal y la acometida aérea eléctrica de 4.000 metros amenaza la vida de las aves.
El Ayuntamiento de Cuenca no está de acuerdo en que la planta de residuos se instale a más de 20 kilómetros de la ciudad, obligando a pagar unos sobrecostes por desplazamiento de vehículos de más de seis millones de euros. Manifiesta que habría que buscar otras alternativas de ubicación, que no disten del centro de producción; ni obliguen a la ampliación de más 6 Km. de caminos rurales. Hace hincapié en que el proyecto no indica la repercusión que la ampliación de los caminos forestales tendrá para el medio ambiente. Además, no tiene en cuenta la posibilidad de incendios de la carga, que se pueden producir en los contenedores de camiones cuando atraviesan las zonas forestales.
Según Ecologistas en acción, en una provincia que pierde población es injustificable una nueva planta con más capacidad, cuando muy cerca existe suficiente terreno para realizar la ampliación. La asociación considera insensato el cambio de ubicación, porque va en contra del principio de reducción de contaminación, distanciar el lugar de producción y de gestión de residuos. Por todo lo cual, propone conservar la planta de tratamiento actual y que antes del agotamiento de la vida útil de las instalaciones, se autoricen inversiones para su ampliación y modernización tecnológica para eliminar las molestias por olores que ocasiona.
Las alegaciones expuestas ponen en evidencia la propensión al error que tenemos los humanos. Solo así es posible entender una inversión tan costosa, contaminante y peligrosa como la que proyecta el presidente de la Diputación. Sin duda constituye un lamentable error, promover una planta de residuos a veinte kilómetros de la ciudad de Cuenca, que modifica el hábitat natural, afecta a áreas protegidas, impacta en especies amenazadas y está en una zona de alto riesgo de incendio.
Por Fernando Casas Mínguez