En Barajas de Melo hace ya más de un año que un grupo de personas voluntarias sensibilizadas por las condiciones y amantes de los gatos se constituyeron en Asociación Felina Barajeña “AFEBA” y así organizar la alimentación, adecuación y protección de las colonias felinas del municipio.
Uno de sus primeros objetivos fue ponerse en contacto con la Alcaldesa, que en octubre de 2023 se comprometió a facilitar contenedores de reciclaje para que los miembros de la Asociación los adecentaran y pintaran para que las colonias estuvieran decoradas y estuvieran más mimetizadas con el entorno donde se ubican y así no “afearlo”.
Hasta la fecha, según los portavoces de la Asociación, no se ha proporcionado ni contenedores, ni pintura, ni carteles para señalizar la localización de las colonias, y ni mucho menos se han realizado castraciones como marca la normativa vigente sobre bienestar animal, que las administraciones públicas son competentes en la materia, “Solo nos reconocieron la condición de voluntarias y nos dieron un carnet, para intentar evitar conflictos con los vecinos poco partidarios de esta labor de protección y mejora en las condiciones de estos animales que hay en nuestro municipio”.
En julio se ha registrado un escrito en el ayuntamiento insistiendo en sus peticiones, sobre todo de cara a la llegada del verano y el aumento de habitantes en Barajas.
La Asociación Felina Barajeña ha planteado públicamente que el Ayuntamiento siga el ejemplo de otras administraciones locales de la provincia, como Alarcón, donde se ha aprobado una ordenanza municipal reguladora de la tenencia responsable y del bienestar animal, publicada en el Boletín Oficial de la Provincia hace una semana, y donde se incluye, entre otros, un importante apartado sobre colonias felinas.
Hay que recordar que la Ley de Bienestar Animal obliga a los Ayuntamientos a esterilizar, proporcionar asistencia veterinaria y alimentar a los gatos callejeros, ahora denominados comunitarios. La citada Ley entró en vigor en septiembre de 2023, cualquier gato que vive en libertad vinculado a un territorio con un bajo o nulo grado de socialización con los humanos, como en este caso, se considera un gato comunitario y es responsabilidad de los Ayuntamientos, incluso aunque esté en una propiedad privada.