Transcurrido un año desde la interrupción del servicio ferroviario entre Cuenca y Utiel, la línea se encuentra operativa. Así lo determina la “Declaración sobre la Red”, el documento publicado por ADIF el 3 de enero de 2022, que expone las características de la infraestructura puesta a disposición de las empresas ferroviarias. Para elaborar la edición en vigor y, de conformidad con el art. 32.2 de la Ley 38/2015 del Sector Ferroviario, la Declaración de ADIF se ha sometido al preceptivo trámite de consultas, en el que ha participado, entre otros interesados, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.
En consecuencia, tal y como asegura la Plataforma Pueblos con el Tren en un comunicado de prensa remitido a este periódico, en esta edición de 2022, la línea 310 Aranjuez-Valencia-La Font de Sant Lluis se encuentra en la Red Ferroviaria de Interés General sin que, a diferencia de otros tramos, haya sido excluida del catálogo de líneas por no estar en explotación. Consultado este documento, que se oferta a quienes deseen prestar servicios en la línea, entre Cuenca y Utiel se puede circular con velocidades máximas superiores a tramos del ferrocarril de Teruel y con rampas iguales a las de la línea de Talavera. Al respecto, recordemos que el Pacto por el Ferrocarril de la provincia de Toledo, en el que está integrado el Gobierno de Castilla-La Mancha, ha presentado alegaciones a la “Estrategia indicativa del desarrollo, mantenimiento y renovación de la infraestructura ferroviaria”, para mejorar la línea de la ciudad de la cerámica, al determinar que el tren llamado convencional es eje vertebrador del territorio y elemento activo contra la despoblación.
Más allá de algunos pronunciamientos alejados de razones técnicas, Adif y el Ministerio evidencian que la línea se encuentra operativa, con similares criterios de calidad que otros ferrocarriles del entorno. Ahora bien, este rigor debe ser exigido, asimismo, a Renfe. Por tanto, desde el Ministerio y la operadora ferroviaria, debe obligarse a rectificar a algunos de los miembros del consejo de administración de Renfe que, en un viaje relámpago a Cuenca, justificaron la suspensión del tráfico desde una ideología economicista simplista y sesgada y, además, con una concepción obsoleta del ferrocarril limitada a competir contra el avión. Con estos juicios, separados de las actuales directivas europeas del transporte, Rallo y Uriondo, el segundo más allá de ilustrarnos con sus desconocimientos ferroviarios y minusvalorar a las personas de Cuenca en Twitter, no tomaron en consideración variables poblacionales, de cohesión del territorio, los tiempos de viaje puerta a puerta y el precio de los mismos, alternativas a incidencias en otros corredores o la deuda histórica que mantiene el estado con la infraestructura ferroviaria de la provincia de Cuenca.
Las personas, agrupaciones y plataformas de Cuenca, Valencia, Toledo y Madrid, desde el rigor de los datos y más allá de imposiciones cocinadas en despachos, en una sociedad democrática, seguimos reclamando un debate técnico sobre la modernización integral de la línea. Pero, en última instancia, también, tiene que haber decisiones políticas valientes que apuesten por el futuro de la sostenibilidad ambiental y de territorios como la provincia de Cuenca. Existe esa oportunidad. Los fondos europeos son la oportunidad para dotar a los 266 kilómetros entre Aranjuez-Cuenca-Valencia de un ferrocarril que articule este territorio de la España Vaciada.