El presidente de la Diputación de Cuenca, Álvaro Martínez Chana, ha presidido la amplia representación de la Corporación Provincial que este viernes Santo ha participado en la procesión del Santo Entierro en la capital conquense cumpliendo de esta forma con la tradición.
Una procesión que ha contado con representación de las autoridades eclesiásticas, militares y políticas de todas las instituciones. Junto a la mencionada Corporación Provincial, estaba la municipal encabezada por el alcalde Darío Dolz; políticos regionales y miembros del Gobierno regional como el vicepresidente, José Luis Martínez Guijarro; y en representación del Gobierno central, la delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, Milagros Tolón.
Delante de las autoridades que cerraban la procesión salieron de la catedral a una plaza abarrotada de gente la Hermandad de la Cruz Desnuda de Jerusalén, la Congregación de Nuestra Señora de la Soledad y de la Cruz y el Cabildo de Caballeros de Cuenca con sus pasos el Cristo Yacente y Nuestra Señora de la Soledad y de la Cruz.
El presidente de la Diputación destacaba la solemnidad con la que se había desarrollado la procesión y lo arropadas que estuvieron las hermandades participantes y las imágenes por las calles de la capital a pesar de las bajas temperaturas lo que demuestra el arraigo y el sentimiento con que se vive la Semana Santa en Cuenca y que es uno de los factores que la han llevado a ser declarada de Interés Turístico Internacional.
Martínez Chana valoró que tras una semana en la que la lluvia ha sido protagonista provocando la suspensión de la mayoría de las procesiones en la tarde del Viernes Santo se haya podido disfrutar en plenitud de una de una procesión que tiene su encanto a pesar de no ser una de las más conocidas por lo que invitaba a los conquenses de toda la provincia a que acudan a ella.
Tras completar su característico recorrido desde la Plaza Mayor hasta el Puente de la Trinidad y después llegar a la Puerta Valencia recorriendo la calle Tintes con el murmullo del agua del río Huécar, comenzaba el cortejo de nuevo el ascenso hasta completar el recorrido en la iglesia de El Salvador donde antes de encerrar las imágenes se vivía uno de los momentos más emotivos con la interpretación por el coro Alonso Lobo de los tradicionales ‘motetes’.