Fundación Balia llegó a Guadalajara en 2013 para ayudar a menores en situación de vulnerabilidad a compensar las desventajas educativas y así facilitar que logren el éxito. Desde entonces ha atendido a casi 2500 niños y jóvenes que han recibido refuerzo escolar, acompañamiento y educación en valores y hábitos de vida saludable.
El objetivo es evitar que los llamados “niños de la llave” (aquellos que pasan el día solos porque sus padres trabajan hasta tarde evitando el abandono escolar), con falta de medios, o con falta de apoyos, abandonen o fracasen en sus estudios, condenándose a perpetuar su situación vulnerable.
La pobreza y la falta de éxito en los estudios están íntimamente relacionados. Entre el 1% más pobre de la población, el 75% apenas ha obtenido el graduado escolar. En los barrios más pobres es donde se concentra mayor población sin estudios y tener unos padres sin estudios determina, en un alto grado, que los hijos tampoco los seguirán: tan solo el 18% de los alumnos que tienen padres sin la ESO llega a la universidad.
La Fundación Balia atiende a 336 menores cada año en su centro ubicado en la calle Jorge Luis Borges de Guadalajara y en 4 colegios y un instituto de la capital. En Fundación Balia, además de potenciar las capacidades de los y las menores por medio del refuerzo escolar, se trabaja el desarrollo de hábitos saludables, habilidades emocionales, la resolución de conflictos, la educación en valores, las alternativas de ocio saludable y el desarrollo de habilidades y talento digital que les permitan crecer como personas responsables, comprometidas y felices, rompan la rueda de la pobreza que atenaza a sus familias y puedan desarrollarse como ciudadanos.
Sus programas han tenido un éxito notable: el 94% de los menores consiguió mejorar su rendimiento académico, el 93% mejoró sus competencias emocionales, el 96% progresó en su educación en valores y el 99% perfeccionó sus competencias tecnológicas.
Las situaciones familiares de los menores son muy diversas, familias migrantes, desestructuradas, inestables, con bajos ingresos y largas jornadas laborales o en situación de desempleo… que sitúan a los niños y niñas en situación de desventaja por múltiples motivos que van desde la falta de material escolar, infravivienda, atención educativa, acceso a Internet o a dispositivos electrónicos, hasta problemas de integración lingüística, atención emocional o incluso situaciones de maltrato y conductas de riesgo.
Transformación digital al servicio del tercer sector
La Fundación ha emprendido este último año un plan de transformación digital para aprovechar las ventajas que aportan las nuevas tecnologías en la gestión de las empresas a la atención social.
El plan implica la utilización de herramientas y procedimientos propios de la empresa privada, al servicio de la mejora de la atención social.
Esta tecnología está permitiendo a los técnicos de intervención registrar en tiempo real y desde cualquier dispositivo móvil toda la información de programas y el trabajo con menores, el análisis de los datos en tiempo real para automatizar procesos, detectar necesidades y tomar decisiones de actuación que repercuten en una atención más individualizada y rápida y con una comunicación personalizada y ágil con las familias atendidas y con los diferentes públicos a los que se dirige la fundación.
Para su directora General Beatriz Sigüenza, “Las acciones que estamos llevando a cabo van a repercutir positivamente en todos nuestros públicos: el equipo dedicará menos tiempo a la gestión administrativa y mejorará así la intervención directa con los y las menores; la dirección contará con información de calidad y al instante para poder mejorar e innovar en los programas y las familias, tendrán una formación especializada para que la digitalización sea inclusiva.»
Balia ha podido afrontar este plan gracias a fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España financiado por el fondo de recuperación NextGeneration EU
La Fundación Balia actúa también en Madrid y Sevilla con 5 centros propios y colaboraciones con 19 colegios y 15 institutos de secundaria. Para ello cuenta con 127 profesionales y 328 personas voluntarias que trabajan con más de 3.200 menores cada año.