Una vez más, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en su sede de Cuenca, volvió a realizar con éxito un Curso Internacional. En este caso, bajo la coordinación del historiador Miguel Romero, Cronista Oficial de la ciudad, se puso en valor la figura del escritor universal Miguel de Cervantes bajo el juicio crítico de numerosos investigadores de varios países como Canadá, Francia, Estados Unidos, México, Serbia o España que trataron aspectos divergentes dentro de esa multidisciplinaridad que un tema como éste exige. El teatro, el erasmismo, la dialéctica, el origen, los mapas dentro de una cartografía revisionista, los diálogos, el humanismo espiritual, los conceptos renacentistas, los personajes, el mundo onírico y las raíces conversas reunieron a un elenco de personalidades como Kennet Brown, Jana Stejanovick, David Greenwood, Alicia Villar, Pilar Fernández Cañadas, Edward Paiewonoski, Emmanuel Marignó, Ana Luisa Baquero o Aurelio Vargas entre otros, quienes, bajo la coordinación del profesor Carlos Mata Indurain de la Universidad de Navarra (GRISO) o el experto en archivística Francisco Javier Escudero, mantuvieron el coloquio entre la realidad y la ficción de los episodios que El Quijote y Sancho han universalizado dentro del contexto más simbiótico y genérico de nuestros mundos literarios.
La presencia del ilustre académico José María Merino, de la RAE, y su lectura de cuentos en ese contexto de un ideario marcado por su obra “A través del Quijote” inundó la sala de un lirismo inolvidable reseñando entre sus palabras, la maravillosa sensación que ofrece la lectura del Quijote cuando su espíritu recrea el alma de nuestro lenguaje.
Sin duda, las obras de Cervantes fueron protagonistas en un marco especial y acogedor como es la UIMP y sus dependencias y, máxime, estando dentro de un contexto patrimonial como es la ciudad de Cuenca, tal vez demasiado ausente en el proyecto cervantista y que en este fin de semana ha sido fiel protagonista de este magno acontecimiento literario donde las realidades manchegas también expresaron la definición de los mecanismos contradictorios en cada imagen, versión o estudio. No podía faltar, sin duda, la Cuenca cervantina, esa misma que suele quedar demasiado fuera de los recorridos lingüísticos que marcan la Ruta entre las Novelas Ejemplares, el Persiles o las andanzas del Caballero Andante. Mota del Cuervo, de la mano del investigador José Manuel González Mujeriego, Villaescusa de Haro y Astrana Marín, con el afinado verbo del estudioso Juanma Millán o la huella de Cañizares y esa Herrería de Santa Cristina, del incondicional cervantista Jesús Fuero, también tuvieron su hueco en unas intensas jornadas universitarias provocadas para seguir abriendo el imaginario de nuestro singular Alonso Quijano y su fiel escudero Sancho Panza.
Por tanto, un nuevo reto, proyectar cada dos años, un nuevo Congreso Internacional donde se siga ahondando en los aspectos más contradictorios de ese mundo cervantino o cervantista en el que más de medio mundo está incluido.
La realidad ha superado a la ficción, y los mecanismos de universalidad han sido capaces de elevar la discusión a coloquio, de recrear el espíritu renacentista dentro del marco de una Cuenca patrimonial que ofreció sus parámetros artísticos para que todo el grupo de investigadores pudiera disfrutar de sus valores culturales y turísticos, dejando marcado el terreno en los caminos de sus hoces naturales, cruzando ese puente de San Pablo y alineando la espiritualidad de una catedral de roza las bondades más maravillosas que cualquier Arte nos puede brindar. Sin duda, un encuentro exitoso en un marco privilegiado y unas razones elementales para continuar con el proyecto en años sucesivos.
Un acierto en el que han colaborado, no solo la UIMP como organizadora, sino el IDEC, el Ayuntamiento de Cuenca, la Catedral y la Fundación Global Caja; sin olvidar que la Diputación Provincial y la Junta de Comunidades siempre apuestan por seguir apoyando el desarrollo cultural de nuestra Tierra.
China no quedó al margen, y una traducción delineada e ilustrada en las bondades de su cultura fue entregada como obsequio a los organizadores, dejando así marcada la prueba de que en Beijíng también se lee el Quijote.