La España despoblada supone un gran conjunto de identidades y acuerdos con los que es necesario hacer encaje de bolillos, la laboriosa técnica que forma parte del oficio de la artesanía textil que comparten territorios tan dispares como Flandes en Bélgica o La Mancha en España y que consiste en entrelazar hilos para crear un fino tejido que se sujeta con alfileres mientras va progresando el trabajo. En este artículo de opinión precisamente quiero establecer un vínculo entre esos hilos de conexión movidos por manos mayoritariamente de mujeres y el tejido productivo final que se consigue y que a modo de símil es tan necesario para conectar a las cuatro Españas con Europa permitiendo su desarrollo socioeconómico y demográfico, revirtiendo la huida masiva de personas hacia las grandes ciudades y combatiendo con ello la despoblación.
En mis días de vacaciones he practicado turismo de campaña y he asistido a diferentes actos políticos del Partido Popular de Cuenca y Ciudad Real y en muchos de ellos se ha desarrollado un enriquecedor debate participativo, facilitado por los candidatos a diputados y senadores. Desde Buendía a Alarcón, de Minglanilla y Campillo de Alto Buey hasta Atalaya del Cañavate, pasando por Campos del Paraíso, Tarancón o Fuentelespino y Villaescusa de Haro. De Olivares de Júcar y La Almarcha a Arguisuelas o recorriendo la curvilínea Carretera de Teruel hasta llegar a Landete y las Tierras de Moya. De Huete a Carboneras de Guadazaón pisando las abandonadas y vandalizadas estaciones del tren convencional que permanecen aún en pie esperando que llegue su momento, hasta la Laguna de El Tobar o los luceros del cielo de Masegosa, en lo más alto de la Sierra. Del nacimiento del Río Júcar en el entorno de Tragacete hasta el embalse de Peñarroya en Argamasilla de Alba que recoge las aguas del Guadiana frente a una imponente fortaleza medieval con un fresco de un San Miguel combativo. Desde los soportales de Beteta en Cuenca, pasando por el PLAMIT de Valdemeca hasta los patios manchegos de Villarrubia de los Ojos en Ciudad Real he apreciado un dialogo interactivo entre personas gobernadas y políticos y una escucha sin prejuicios a los diferentes agentes del territorio, ya fueran agricultores que manifestaban una necesidad colectiva u otro tipo de personas físicas o jurídicas que sienten orgullo por todo lo rural.
En este diálogo social en el que han participado jóvenes y mayores, mujeres y hombres en espacios de encuentro donde se ha ofrecido la oportunidad de transmitir las necesidades del territorio, se han expresado inquietudes que van desde la modificación en las hectáreas de barbecho a las que obliga la PAC hasta la Ley General de Aguas que afecta muy directamente a la provincia de Cuenca. Desde la petición de una política amable, de acuerdos, de unidad y que gobierne para todos hasta la regulación acorde de una producción energética equilibrada que respete la seguridad agrícola y alimentaria. Desde la reducción de cargas fiscales hasta la sostenibilidad del tejido socioeconómico y las empresas. Desde la inversión en infraestructuras de movilidad hasta una política educativa libre de adoctrinamiento, desde la sanidad hasta una seguridad social que garantice la calidad de vida de los más mayores, de todos. Lo que se está viviendo en esta campaña con el Partido Popular no son mítines, son diálogos. La cercanía y la confianza lo permiten.
En Cuenca, el Partido Popular ha innovado en sus actos electorales.
Ya no existen dos Españas que nos distancian, se ha atravesado la línea invisible del pensamiento que separa la derecha de la izquierda por una España que busca la transversalidad del centro y que huye de los extremos. Sin embargo desde el punto de vista territorial, aún existen cuatro, que es necesario conectar con Europa para incidir en el crecimiento del medio rural y de las zonas más despobladas: la España de primera o de las grandes urbes, la España de segunda o de ciudades medianas, la España de tercera formada por grandes municipios que se han desarrollado gracias a una mayor inversión pública y la España de cuarta con municipios invisibles y comarcas que pueden extinguirse aunque dispongan de gran potencial.
Desde mi opinión y simplificando el mensaje, la provincia de Cuenca se mueve entre los posiciones de segunda y cuarta y disminuir esta brecha territorial y social está vinculado directamente al Reto Demográfico, con inversiones público-privadas para infraestructuras y políticas de integración urbano-rural favorecedoras del empleo, el emprendimiento y la atracción de empresas, además de una Política Agraria Común con una aplicación diferenciada de directrices adaptadas a las características de cada territorio, que beneficien a las zonas más despobladas de España y Europa, así como privilegios fiscales para dar impulso a aquellos proyectos de Economía Social que fijen familias, mujeres y jóvenes en lo rural.
Como me recordó un amigo, alcalde de la Sierra, hombre reflexivo donde los haya, “es mejor facilitar la caña a las personas y enseñarles a pescar que darles lo pescado”, creando las condiciones necesarias y la herramienta que facilita se allanará el camino para aquellos que quieren desarrollarse en esta provincia y en otras de similares características.
Para finalizar y ya que estamos en período vacacional y aún hay tiempo, recomiendo vivir un Turismo de Experiencias en Cuenca porque es una provincia que merece la pena conocer pueblo a pueblo de la forma que elijas, aunque sea en tiempos de campaña. Estos días vividos quedarán enmarcados en nuestro sentir por una tierra, respuestas y soluciones, como cuando presencias en uno de los pueblos de la Serranía Alta un debate cara a cara entre un vecino y un gran político, como cuando te llegan bendiciones desde Hispanoamérica en un mensaje de WhatsApp de un padre, después de haber trasladado a su hija y su bebé de un pueblo a otro porque no tenía un medio de transporte para hacerlo, como cuando te apoyas en una zarza silvestre para desplegar una pancarta reivindicativa del proyecto Serranía en Vía paralizado desde hace cuatro años, en una estación de tren en estado de ruina que forma parte del Patrimonio Ferroviario Nacional, como cuando en un camino rural te sorprende un camión de transporte internacional y retrocedes para facilitar su paso, o encuentras una mujer que ha emprendido en su pueblo, como cuando consigues que te abran una iglesia y te llevas belleza y paz de regalo, como cuando te alimentas de gastronomía fusionada con amor junto a las aguas del Río Cuervo, como las sonrisas y lágrimas que nos inspira aquel lugar que queremos que siga existiendo, como la vida misma y la ilusión esperanzada que se siente al llegar a la provincia de Cuenca y a otras zonas despobladas de España. El día 23 de julio vota con conciencia y corazón por todo aquello que quieres que avance a buen ritmo. El día 23 de julio vota con confianza en quien llevará a cabo las mejores soluciones para el desarrollo y la igualdad de oportunidades de las zonas despobladas. Con un gobierno popular será posible unir e integrar a las cuatro Españas. Es el momento.
Opinión de Yolanda Martínez Urbina