Pues estaba ayer por la tarde aburrido cual -dicen- se aburren las ostras antes de ser engullidas sin perla que las proteja, y no tuve otra mejor que cerrar al golpe sonoro un libro que se me está haciendo plúmbeo (por la página 167 de 400 y pico) y me dije al oído, de manera susurrante: vamos a ver la tele, tan instructiva ella con todos sus componentes y componendas.
Y ¡hala! me sale “cmm” – me parece que así salen sus siglas – y una señora muy señoreada que, si bien no era la lengua, sí que tenía buena parte de tal multimusculoso órgano. Y del bueno.
Ana Guarinos creo que era su gracia. Y el Partido Popular su representado en las Cortes de Castilla la Mancha, durante el pleno de “Estado de la Región” (o de la Comunidad o…como se diga).
Bueno…pleno, lo que se dice pleno, debe ser una forma eufemística -como siempre- de llamarlo, porque más de la mitad de los sillones granate, tirando a burdeos del alto Penedés, (y algún que otro azul corinto) estaban sin culamen que los cuidase ni resobase.
Su oratoria fue pausada pero tajante. Gesticulante sin llegar al histrionismo. Poniendo las “peras al cuarto” al presidente de la Comunidad- señor García-Page, a la sazón-. Matizando -sensu stricto- todos y cada uno de los puntos en los que, a su buen criterio, el tal presidente había fracasado en conseguir en año (y mucho pico) de promesas interminablemente cargantes; por muchos argumentos y promesas de buena voluntad que adujese el susodicho que iba a hacer durante su mandato y que – a fecha- no había cumplido ni una pizquita de lo prometido por el mismo y sus acólitos consejeriles. Un «mucho cacarear y nada de poner huevos», más o menos, vino a decir la exquisita parlamentaria regional. Porque a un servidor le pareció exquisita, qué quieren que les diga. Por lo visto, la tal Guarinos es hija nativa de Guadalajara, por lo que pude discernir de tanto nombrar a tan noble y leal ciudad con toda su provincia. Intentaba apoyar sus tesituras con papeles varios que no pude llegar a visualizar. Como tampoco pude cotejar si el cutis del señor presidente se tornó algo rojizo o es de su natural. Pero a un servidor sí que se le hubiese subido el pavo de ser el rebatido. Sí, me gusto la serenidad, la oratoria y la gesticulación de la tal Guarinos. Cosa aparte es que me creyese o no los argumentos argüidos. Porque todos ellos se referían a los hechos y las cosas que su partido fue incapaz de cumplir –cuando no de segar- durante cuatro años que se hicieron asaz impertinentes.
Después de tan prolija intervención parlamentaria, llegó el turno de réplica del señor presidente. No presté mucha atención, la verdad. Últimamente no me seduce mucho el buen señor.
Y tuvo a bien aparecer en el mueble de oradores un señor con cuero capital calvo – pero perfectamente rasurado – en camisa remangada, con un tono entre cordial y sarcástico pero siempre en buena educación. García Molina creo que es su gracia. Algo engominado y redicho le noté pero, analizando el discurso y raspando las hipérboles y barroquismos a cientos que pronunció, el hombre adujo verdades que hasta Perogrullo se quedaría pasmado de tanta ilustración lógica e inapelable. « Veamos, señor Page, que nosotros (Podemos), nos hemos matrimoniado con ustedes en estas lides, no solo para derrocar a Cospedal, sino para conseguir – y luchar con uñas, dientes y lo que fuere de menester- por tal consecución- todo aquello (corregido y aumentado) que nos fue defenestrado por repugnantes políticas previas; y no para dejar pasar el tiempo con baladíes logros que usted se encarga de agigantar con paupérrimas primeras páginas periodísticas afines». Y me gustó también el gachó. No tanto por su discurso abultado y repipi como por el fondo del mismo.
¿Cómo podría uno seguir con un ‘matrimonio de conveniencia’ si en el tal solo se oyen voces caliméricas anunciando la próxima consecución de hechos y cosas que ni asoman de reojo por la esquina más lejana del barrio, sin dejar bostezar siquiera una vocecilla suplicante del consorte? ¡Hombre por dios! No cuela…no cuela. Que quiero el divorcio ya; por lo civil o por lo criminal –que decía el genial Aragonés (el escribiente podría –lo promete- citar a otros autores más rimbombantes, doctos y admirados por todo cultureta que se precie, pero intenta por todos los medios- por difícil tarea que le resulte- volver a su natural primitivismo) -; renunciando al sofá de escai, la tele y el transistor chinesco que aporte de dote matrimonial; pero jamás a mis criterios, premisas, ideales e ilusiones que- lejos de ser meretrices sin valor alguno para usted- hacen de mí aquello quiero ser y por lo que se me hace digna la batalla para conseguirlo. Junto con otros miles cuyos votos le auparon a usted a presidente…para nada, al menos hasta la fecha.
Las frases tan trilladas de “no se ganó Zamora en una hora” o, aquella no menos manida de “vísteme despacio que tengo mucha prisa” no dejan de ser- a veces, varias- pura y dura procrastinación. Y sobre todo una manera bien conocida de “estamos trabajando en ello” (Aznar, nov. 2007. Mucho ‘lerele’ y ni pizquita de un necesariamente imprescindible ‘larala’.
Eso, más o menos, fue lo que sacó en conclusión este humilde y lego escribiente cuando, por estar aburrido cual ostra sin perla- según dicen que se aburren- se equivocó de canal televisivo y le salió el tema del escrito.
El resto de los discursos los ignoro. Me podrían haber aburrido más que el plúmbeo libro que cerré de un manotazo en la página 167 de cuatrocientas y pico. Y tampoco era cuestión.
Señor presidente, con limitarse a que sus votantes y admiradores vean un discreto vislumbre de que todas (todas) las promesas ‘prometidas’ están empezando a florecer y dar algún que otro fruto, la cosa podría empezar a creerse en buena fe. Porque de momento, demasiados proyectos (todos siglados, por cierto) y casi ninguna recolecta. Se lo digo en buena conciencia, en buena consciencia.
Cumpla en tiempo y forma todo aquello que invitó a votarle de una vez y olvide la procrastinación, por dios. Si no le importa… ¡si puede ser!
Amigo, me gusta leerte y comparto contigo lo del Sr. Page. Lo de Aznar, tendrías que darle un acento mexicano de película batata.
Pues, Enrique, lo he intentado, no creas. Pero yo soy más de Texas con Bush o Trump. ¡Ea!
Cuando resultas ‘políticamente incómodo’, algunas personas de «de toda la vida» pueden sentirse muy afectadas por tu descortesía para con lo que resulta perenne e incontestable; a pesar de que pesen en tu propio discernimiento y percepción -como losas gigantescas- sus parcas consecuciones de aquello que fue prometido y proclamado hasta la potadura, amigo Enrique.
¿Qué le vamos a hacer?
Esas personas «de toda la vida» si se sienten afectadas, «NO SON DE TODA LA VIDA». Pero bueno, todo tiene que haber en la casa del señor.
Estando de acuerdo con Enrique, todo amigo que solo se manifiesta así cuando hay acuerdo y se esconde -o crítica- en el desacuerdo…ni es amigo, ni se merece.
Perfectamente de acuerdo con usted.