La actual palabra Música viene del latín “Ars Música” y a su vez, ésta, del término griego “musiké”, cuyo significado es el Arte de las Musas.
Y me viene estupendamente al hilo para destacar cómo en la localidad de Valverde de Júcar, las musas están más que presentes en su Banda Musical municipal “La Lira” al observar que las mujeres, jóvenes en su mayoría, conforman la mayor parte de esos 28 componentes que conforman un proyecto musical renovado, lleno de ilusión, con un director entusiasmado y dinámico y una junta directiva donde la joven Patricia Uribes preside con la energía suficiente que siempre le ha dado ser la heredera de quien fuera el fundador de la misma allá por el año 1993, su padre Enrique, y que ahora puede seguir los pasos desde las estrellas.
Curiosamente esta Agrupación Musical, iniciaría sus pasos en aquel lejano año bajo el nombre de “Asociación Musical Santo Niño”, haciendo clara alusión a la advocación que rige la historia festiva de esta localidad de Valverde; sin embargo, en el año 2002, retoma un nuevo auge y cambia su nombre a “Agrupación Musical La Lira de Valverde” consiguiendo reagrupar a la mayoría de los componentes de la anterior.
Y es ahora, cuando los nuevos bríos parecen proyectar una nueva etapa, en la que la juventud –especialmente femenina- ha tomado la fuerza necesaria para ensanchar los espacios musicales de una sociedad que necesita de ello. Por eso, observar ayer día 4 de enero, preludio del inicio de la Fiesta del Santo Niño, como colofón a las XVI Jornadas Antropológicas en su honor, un proyecto que tuviese la suerte de iniciar un servidor y que ininterrumpidamente –a excepción de los años de pandemia- ha estado en pie, homenajeando a los “asentados” con 50 años en las filas de sus diferentes Compañías, sean mora o cristiana, fue una maravilla.
Veinticinco jóvenes, desde los 8 años de los percusionistas, a los 25 de media entre sus componentes, dirigidos por Iván García Tur, llenaban el escenario haciendo brillar ese fondo rojo aterciopelado de su decorado, mientras los instrumentos de viento madera y viento metal, llenaban la atmósfera de un Cine Teatro a “rebosar” de un público deseoso de escuchar, de sentir y de expresar su deseo de que la música volviese a llenar los espacios de cultura y sentimiento.
Sin duda, reencontrarme con los valverdeños y valverdeñas es siempre un “plato de buen gusto” como dirían los chefs actuales; y lo es, porque me siento feliz al comprobar que la generosidad es compartida, la admiración por cuanto humildemente se pueda hacer por seguir fortaleciendo un poso cultural que pueda redundar en fortalecer una de las Fiestas más antiguas, populares y bellas que tiene el panorama nacional y no es más que corroborar el entusiasmo de un pueblo que vive y siente al Santo Niño de la Bola, sin olvidar que su Virgen del Espíritu Santo siempre está presente.
No hace mucho, tuve a bien llevar –como agradecido sentimiento personal hacia este pueblo- a este mismo escenario al grupo musical “Alteia” que deleitó al escaso público asistente, de un repertorio de villancicos populares llenos de intensidad y tradición. Una música “de fuera” que intentaba reverenciar a lo que unas semanas después volvería –y en este caso, llenar aquel mismo espacio- con una música “de dentro”, con estos jóvenes naturales del lugar que entienden lo que la música ofrece en toda su dimensión.
Fue un magnífico colofón a unas Jornadas sentimentales y llenas de recuerdos. Por eso, estar al lado de David García López, general cristiano, Fco. Javier Poyatos Alarcón, general moro, Juli Bautista Alarcón, alcaldesa del lugar y Pedro Pablo Moreno Botija, párroco y presidente de honor de la hermandad, fue ayer un lujo –por los valores que cada uno de ellos representan-, y a su lado sentir que la historia pasada y futura de Valverde sigue su fiel camino. Pero, el colofón fue conocer a Patricia Uribes y todo su gran grupo de músicos, porque ver cómo sienten la melodía y de qué manera proyectan su espíritu formativo hacia los demás, es algo poco usual; y si además, sabes que una maestra de música se siente implicada en cómo valorar la Música en el mundo rural, de cómo analizar el espíritu de esas Bandas municipales que aglutinan deseos e ilusiones, mientras los espacios rurales se van debilitando por la pérdida demográfica constante, es magnificar el momento, porque en ese espíritu renovador e impulsivo está la grandeza de las sociedades. No hay nada mejor que ver cómo la juventud afronta con ímpetu los nuevos tiempos y cómo reconducen los deseos de sus mayores, ejemplos que fueron de quienes iniciaron el camino y provocaron con sus esfuerzos, proyectos que aún siguen caminando.
Enhorabuena Valverde por vuestra acogida y enhorabuena Valverde por sentir el peso de la cultura tradicional por un lado, y musical por otro, compendiando los valores de crecer como pueblo.
Porque “la música es el arte más directo; entra por el oído y llega directa al corazón”.
Por Miguel Romero Saiz. Historiador y Cronista Oficial de Cuenca