Este pasado sábado, a las doce, fue inaugurada por las autoridades presentes, el acalde y concejales del Ayuntamiento de Arcas, el Diputado Miguel Ángel Valero y la Delegada de Educación y Cultura de la Junta de Comunidades Sonia Isidro, así como el coordinador de la misma, el artista Emilio Morales, sin olvidar a otros participantes, amigos y visitantes que quisieron estar presentes en el atrio del edificio del Ayuntamiento, frente a la preciosa iglesia románica dedicada a la Natividad, una exposición de Arte, acertada en su diversidad y extraordinaria en su calidad.
No hay duda, que nada puede evitar –ni siquiera la dichosa pandemia que tan larga proyección está teniendo- que el desarrollo cultural siga su proceso para animar al ciudadano a entender que la vida debe seguir teniendo contenido en valores, necesidad de apuestas y generosidad en creación. Y así lo ha entendido Joaquín González Mena, alcalde de esta localidad próxima a Cuenca que ha visto crecer en poco tiempo, su vecindad y su tesón por querer apostar en progreso. En esa y otras razones, se basa esta muestra artística en la que la multidisciplinaridad en modalidades: fotografía, óleo, acrílico, pirograbado, dibujo, escultura en barro y bronce, así como en temática y estilos: surrealismo, simbolismo, naturalismo, hiperrealismo e impresionismo, la hace especial, “coqueta” como la quise definir yo en mis palabras, y moderna en su puesta en escena gracias al espacio adaptado y al entorno que ese mismo espacio presenta para quienes hasta allí deseen llegar.
Su comisario, el moteño Emilio Morales, vuelve a sorprendernos con la facilidad de gestión, la relación con artistas, conquenses y foráneos, la habilidad en su ejecución y el deseo de seguir apostando por los valores, jóvenes y menos jóvenes, que desean seguir buscando en el Arte el sentido de la vida y sus valores intrínsecos e intimistas. Todo un propósito de enmienda conseguido. Enhorabuena por ello y especialmente, por dedicarla al fallecido artista Miguel Ángel Moset, cuya esposa e hijo recibieron un obsequio como recuerdo de ello.
En mi Prólogo al catálogo, el agradecimiento y la puesta en valor, así como por expresar lo que siento cuando el Arte propicia una nueva dimensión de desarrollo. Así, me expresaba yo:
“Hoy me siento bien, especialmente bien, al presentar obra de diversos autores, hombres y mujeres -en su mayoría conquenses- que ven en el Arte su otra manera de sentir y vivir; hombres y mujeres que hacen de la plástica un recorrido de lateralismo, en cuerpo y alma. Y, ¡cómo lo hacen¡
Sin embargo, todo estará en esa «otra mirada», la del que llega o traspasa su camino, con un simple elogio de que aquí estoy, porque el estar es simplemente, el sentirte guiado de un color, de una figura, de un trazo, de un «garrapato» estudiado, de un escorzo que gime, de un revuelo en paloma huidiza, de un poliedro que se convierte en trapecio sin reclamo; de un arte conceptual, sincero porque lo siente, creíble porque lo hace suyo, moderno porque es de ahora y real, sobre todo real.
Me gusta la creatividad que hace «esta gente» del Arte, tal vez de ese arte en minúsculas o de ese ARTE en mayúsculas, el mismo que antaño ofrecieran clásicos y ahora ofrecen «soñadores de la estética».
Fotografías que abren la óptica de un objetivo transgresor, sensorial, entre la luz y la sombra, el reflejo y la palidez de un cielo nuestro; volúmenes en esculturas de redondos perímetros que vuelan en formas sensuales; trazos a ras y con espátulas rasgantes de un claroscuro tizianesco, tablas con color aplicado en selección definida, hábil mezcla de colores, mientras lápices que ordenan las formas en papel de fino tramaje rompen su silencio con luz a destiempo o en el tiempo deseado, más todo tiene sentido, porque no hay definitoria clara pero sí, deseo, ilusión, didáctica, profesión y estilo.
Javier Romero, Yolanda Jordán, Miguel Ángel Moset, Ana Isabel Martínez, Basilio de Pedro, Javier Barrios, Francisca Casas, Francisco Morales, Carlos Codes forman este elenco y luego, Emilio Morales, éste en su esfuerzo de coordinar, mantenedor como moteño de eventos en los que no descansa y sigue apostando, maestro porque enseña y pintor porque lo luce.
Es una exposición multidisciplinar en el enfoque, elegante en su presentación, llena de positivismo porque ensalza el contenido, en planos, volúmenes o relieves, creativa en sus apuestas, dinámica porque nos ofrece Arte en diversidad y desde luego, ilusionante porque -después de difícil tiempo de pandemia- el Arte se revive con necesidad e ilusión hacia un futuro que apuesta en grande.
Emilio Morales tiene la culpa de una exposición más, ésta; y el Ayuntamiento de Arcas le arropa en escucha cultural, haciendo que ese excelso románico de su iglesia, al lado de caserío entrelazado de historia, se postule en mantener su concepción artística. Luego, ese elenco de artistas que atienden su llamada porque quieren hacer de su esfuerzo, maestría y sencillez, una grandeza en la plástica del credo artístico, del mismo que nos hiciera un Miguel Ángel renacentista o un Velázquez del barroco, sin que Picasso o Miró adujeran cuál era su sitio, excelso y grande. Ahora, aquí, se revive en vanguardias o clasicismos, en contrafuertes o turbulencias de color, mezclados, asidos a su calidez, con planimetría fotográfica o escena de cruces y volúmenes, en variada oferta, por eso me gusta.
Vayan y vean, pero «miren» porque así se concibe el arte, mirando a tiempo y a destiempo, sintiendo, de fuera a dentro o de dentro a fuera, con sentimiento o con la simpleza del cumplir, pero «miren» y no solo vean, porque esa otra mirada es la que vale”.
Miguel Romero Saiz