Por cada persona que hace un gesto que me conmueve aparecen tres que me devuelven a la realidad de lo que seguramente somos, muchas veces es difícil saber si ese comportamiento tiene relación con la cultura a la que pertenecemos o a la propia condición humana, pero si es cierto que muchas veces llegamos a la conclusión de que esto solo pasa en España.
Ante la posibilidad de que los 800.000 interinos víctimas del fraude de ley cometido por las administraciones, algunos con hasta 30 años de temporalidad, y muchos a los que no se les ha dado ni una posibilidad de oposición en todo ese tiempo, se les intente hacer fijos para compensar el abuso al que han sido sometidos y resolver de una forma sancionadora para las administraciones esta situación insostenible, aparecen de repente hordas de opositores y funcionarios de carrera a pedir que bajo ningún concepto se les ‘regalen’ las plazas a estos interinos, intentando equiparar una lucha de gente que va a perder sus empleos con la de otros que quieren empujarles para con mucha suerte intentar quedárselos ellos, y por último la postura, para mí la menos comprensible, la de la indignación de los que ya sentados en sus cómodos sillones de funcionarios se creen que con la plaza se les otorgaba la potestad de juzgar a vivos y muertos (por mucho que les hubiera costado conseguirla).
Los culpables de que no haya habido oposiciones y no se haya cumplido cada tres años con las convocatorias de las plazas de las tasas de reposición son exclusivamente las administraciones, y es tal la concatenación de errores en ellas que estamos tan acostumbrados a ver, que permanecemos anestesiados. Opositores y funcionarios han estado callados y han sido permisivos durante décadas vacías de ofertas de empleo públicas, ¿por qué no se han unido antes para pedir que las administraciones cumplieran las leyes?, ¿por qué no se han indignado con un gobierno que ha dejado que nadie siguiera las reglas del juego?, ¿por qué no han pedido a los sindicatos que les estaban formando en sus centros de opositores que presionaran para que sus oposiciones fueran convocadas en tiempo y forma?.
No merecía la pena apuntar a un objetivo alto, es difícil combatir a los poderosos, es más sencillo arremeter contra personas a tu mismo nivel: compañeros e incluso amigos y conocidos interinos. Solo tenían que esperar agazapados a sus primeros éxitos para intentar arrebatárselos, es más fácil, y por tanto gratificante, humillar a los semejantes, criticarlos en redes sociales, llamarlos vagos e irresponsables y cualquier otra cosa que se les pase por la cabeza, porque insultar al similar es cómodo y gratis.
La capacidad de manipulación de políticos y altos cargos de las administraciones para que nadie les apunte como responsables de algo tiene mérito, o quizás no tanto, nuestra condición humana juega a su favor pues parece que nuestra sociedad está avocada a enfrentarnos antes con el prójimo si hay una razón, aunque sea mínima, si eso nos permite la satisfacción de pisarlo, quizás sea algún tipo de pecado capital.
Poner en la arena a “Interinos vs Opositores/Funcionarios” además es un buen cartel para el circo siempre ávido de un buen espectáculo, y mezclarlo con la confusión entre sentencias judiciales dispares, leyes poco o mal pensadas, y la siembra de conceptos contradictorios como el derecho a la estabilidad de las plazas o de las personas y así distraer la atención sobre otras cosas importantes en este tema, como la falta de interés en el cumplimiento de las directivas europeas sobre el abuso de temporalidad por parte del gobierno, o la pasividad y negación del problema por parte de los sindicatos mayoritarios.
Pero los interinos no queremos esta pelea, al menos algunos, supongo que la mayoría ya tenemos bastante con lo nuestro, llevamos meses de lucha y movilizaciones apuntando alto, contra los que lo hicieron mal, para que corrijan sus errores, e intentando entender la forma de pensar de unos políticos que nos niegan una solución aunque por detrás nos dan la razón, bueno, esto último según el día que hables con ellos y quién esté mirando.
No necesitamos más frentes. Podemos no entender a opositores y funcionarios indignados, pero los respetamos, pedimos que no vuelquen su lucha en nosotros (muchos hemos sido opositores antes de interinos), que pidan lo que consideren justo, pero que no desvíen sus ataques del objetivo correcto. Ante el absurdo surrealista de que ambas injusticias tienen fundamento legal según como se interpreten las leyes, por favor, respetemos nuestras luchas pues los culpables de ambas son los que se ríen desde sus palcos mientras nosotros ensuciamos inútilmente la arena con nuestra sangre.
No, no saldremos al ruedo ni diremos eso de: «Ave, Caesar, morituri te salutant».
Opinión de Antonio Ortega Rodríguez. Técnico de Gestión de Tecnologías de la Información en el SESCAM