Siempre he pensado, y ha sido mi modus operandi, que responder con respeto a todo aquel que – por fas o Caifás – ha adolecido del mismo, era la actitud más sensata, precavida y efectiva si pretendes sacar a ese aquel de sus casillas:
«Si ‘ese aquel’ es medianamente inteligente, se dará cuenta enseguida de su ‘gambazo’ y volverá al redil de lo juicioso; y si no lo es, al menos no habrá pendencia ni discusión posible».
Al igual que otros, más sabios que yo, siempre he considerado que perdonar a tu enemigo es el peor oprobio que puedes hacerle. No por filosofía cristiana ni dios que lo fundó, no: …por pura y dura mala leche, pero con clase, con estilo…con educación. Si alguien ha de aprender, que sea el mengano.
No obstante, doy razón a aquel que afirme que todo tiene un límite. Hasta el más paciente y comedido de los mortales llega a empancinarse cuando los desatinos le resultan copiosos e inadmisibles.
En este caso el límite de la sinrazón irrespetuosa y machacona. La marrullería consentida- cuando no aplaudida además- por la más servil de su propia bandada.
Pondré aquí lo que a mi juicio y criterio resultan límites intolerables de aceptar por mucha pachorra que uno tenga. Que no la tiene. Aunque la procure.
Hoy es domingo. Domingo veintinueve de mayo, haciendo constar la fecha por si este escrito tiene a bien ser publicado en fecha dispar. Domingo. Media mañana de tiempo cambiante, viento variable pero jodón y fresco.
Anoche, para mi mal, perdió el “Atleti”. Y digo para mi mal no porque fuese el Real quien ganó Europa entera por no sé- ni me importa- las veces de excelso vencedor que haya sido. No.
Sino por el tostón que impunemente se permite realizar la peña ajena, con canticos fuera de tono, armonía y todos aquellos atributos musicales que debe tener cualquier copla, canción o semejante que se precie. El alcohol embuchado tendrá algo que ver con ello, que no digo yo que no.
No sé…quizá produzca en tan estentóreas voces cantarinas algún gallo que otro. Vale. Pero que intenten pasar como gorgojeos ‘mirloblanquinos’ los más repugnantes griteríos, es cosa bien distinta.
Si le sumo a ello los más estruendosos y traicioneros petardazos- sin fuste ni fú- en consonancia y sutil compaña los tales bramidos en estampida y sin concierto que les ponga orden, de doce/noche a siete y media/mañana sin descanso, a los supremos artistas, la cosa resulta irritantemente intolerable.
Desconozco si algún otro residente de la vecindad puso en conocimiento de las autoridades competentísimas para poner el orden y el concierto debidos a tan depravado e insultante vocerío. Un servidor sí que sí. Abocado al balcón, a la espera –inmediata – de tales autoridades, con su coche de lucecitas -¡tan monas ellas!- con o sin sus acompañantes motos de exposición, me quedé pajarito de relente esperándoles asomar, aunque fuese en lontananza. Ni flores, oiga.
Se conoce (cómo me gusta la frase) que ante estas vicisitudes no acuden tan presto como cuando lucen uniformes a la luz de esplendoroso mediodía, con sus cascos, sus botas, enfundados en molón y planchado azul marino con rayas blanquecinas reflectantes y te endiñan un multazo de a doscientos mínimo –la mitad si pagas a tiempo pactado – por dejar el coche en calle peatonal, cuatro intermitentes en puro tic-tac intentando ayudar a subir la compra del Mercadona a una viejita bastante impedida y sin perrito que le ladre ni ayude. Por no más de cuatro minutos de aparcamiento señalizado con los tic-tac mencionados (luces de ‘warming” le llaman a veces). Tardan menos en llegar al lugar de autos y en sacar la libretita multadora y el boli acusador, que el ‘Liberty Valance”en sacar una de sus pistolas. ¡Como se lo escribo!
Pero, la noche de marras- o sea, anoche- ni la sombra de sus espectros vi asomar. Y eso que por estos lares también existe gente que tiene la mala costumbre de pretender dormir sin benzodiacepinas aydadoras, y además paga religiosamente los impuestos municipales.
No sé – ni me importa una minga- el pollo que le han formado tales formaciones al “Kichi” ese , gaditano él. Ni a la Colau, barcelonesa ella. Pero, por lo que vivo y palpo, el de mi Pueblo – Javier Cuenca, creo que es su gracia- debe vivir en la gloria bendita, en cinemascope y technicolor, con su más que probable política de “si no provoco no me zurran”; o algo muy parecido. Pruebas irrefutables me avalan.
Puesto que ni se les avista en lejanía y que no me da la gana coger un trancazo con tanto relente terraziano a la espera de vislumbrarlos, no tengo otra que enchufar la tele.
En la “primera”. Toda –pero es que toda – la puñetera noche/madrugada emitiendo y siguiendo las andanzas de los vencedores europeos desde su salida del Sansiro/Giuseppe Meazza, Aeropuerto de Milán-Malpensa, llegada al Aeropuerto de Madrid Barajas Adolfo Suárez, subida de los héroes al cachivache descapotado y seguimiento desde el mismo a la diosa Cibeles. ¡Toda la puñetera noche/madrugada! ¡Agggg!
Esa cadena ¿no era pública? Ser pública ¿no significa de todos los que por estos lares vagamos y pagamos independientemente del color vestido y a admirar? Pues como si lo que quieres es arroz, Catalina mía. Sin respeto alguno al personal que le sople la gaita la tal victoria.
Por lo que, por una vez y sirviendo de precedente… ¡Ningún respeto por mi parte a tanto desmadre y tanto desmadrado!
Aunque puestos a pensar (y a penar), todo esconde alguna ventaja, por pequeña que esta sea. Por una vez –y esta vez ojalá sirviese también de precedente – no he oído ni una sola vez durante la retransmisión televisiva, pero es que ni una sola vez, temas tan candentes, importantes –vitales, por lo visto – para nuestro amado País como pueden ser…¡Ummm, a ver si me acuerdo! ¡Ah, sí!:
«Venezuela…Venezuela… Venezuela… Venezuela… Venezuela y además… Venezuela…».
Derechos humanos, presos políticos, economía paupérrima (y sumergida para colmo), adalid de lo que nunca debemos ser ni transformarnos. Porque Tíbet, Bután, Guinea, Guatemala, Gambia, Mauritania, Marruecos, Colombia, Ruayam Uni, o la mismísima Ee-Uu, (¡Ufff…!y muchísimos más, pero es que estoy ‘cansao’) tuvieran algo al respecto de lo que presumir.
Y todo por un miedo espeluznante a que un señor y sus adláteres, revestido de espontaneidad y con presunción de oratoria y una más que elocuente verbosidad prestada (Señor Iglesias…que cualquier congénere medianamente conocedor de la merienda negruna que se lleva – sin ánimo alguno despectivo – le ve el plumero por muy ‘informalmente formal’ y premeditado que vista y ore) le robe votos ganados en mala lid.
Mala lid de los unos, los otros y los de la moto (no de exposición anteriormente citada, ni decir tiene)…¡no nos llamemos a engaño!
¿Pueden creer que la última perorata del tal Maduro hasta me hizo gracia, y mucha? : «… ¡Haga las elecciones en Caracas señor Rajoy, cobarde…seguro que me presento y…gano!» Y con toda razón del Maduro y su ‘pajarico’ chivato. (Menuda fijación con Venezuela…y qué coñazo que nos atizan).
Me fatarían palabras para escribir lo que quiero. Pero es lo que hay. Y yo soy respetuoso. Excepto en estos –pocos, muy pocos – casos en que extralimitan lo que me resulta permisible. Para esos casos…
¡Sin el más mínimo respeto!
P.S.- A ver si de una maldita vez encuentro en los “Invasores” un tonel XL (me parece que es mi talla, pero nada seguro) con tirantes, me pongo a pedir limosna con mi Diógenes– que me tiene “mu abandonao” –en Mayor esquina Marques de Molins y me endiña un multazo el uniformado de turno con el beneplácito de mi adorado alcalde. Por maleducado y alborotador.
Otro P.S.- Perdóneseme cualquier laceramiento a la literatura tan al uso y abuso hoy- en día, noche y madrugá-. Pero…es que estoy sin dormir… ¡Compréndanme, plis!
Amigo hoy estás que te sales. No me gusta el balón pie, y por lo tanto me inhibo de comentarios, aunque por ganas, lo que se dice ganas me hubiera gustado más que la copa se la llevaran los colchoneros. Lo de la TVE pública es, sin ánimo de ofender a las profesionales del sexo, como una mujer pública, hace lo que le pagas. Lo de la policía es, inocente amigo, lo que sucede con leyes permisivas, aplicadas al… según…(según le sale de los bajos a alcaldes o aledaños). Venezuela, país rico donde los haya (o hubiera), es una piedra que tiran para descerrajar un cantazo a la oposición (¿cual?). Lo del pajaríto es otra cosa, más grave según se mire. ¡En fín! todo sea por la copa.
¿Por ventura recuerdas -querido amigo- cómo se daban los mitines sobre el 77? Al aire libre y hablando para cualquiera que tuviera bien acudir al mismo mirando con el rabillo por si venían los «grises» -avisados, claro está- por los que andaban por ahí camuflados y de visita, y no desgañitándose ante los propios suyos.Como veo ahora que hacen.
Hay otras muchas Venezuelas como en aquél entonces el ‘Real Madrid’ y sus múltiples copas – a fin de eludir pensamientos e ideas altamente inicuas y desestabilizantes. Y de paso intentar cargarse a ‘un enemigo’ (Iglesias y su Podemos) que por sí solo se pega los guantazos…si será listo el individuo/grupo.
Respecto al follonazo que me tuvo toda la noche en vela y sin cobertura con tan gallardos y lozanos municipales, avisados y bien avisados, lo que más me tuvo en vilo es que me pareció ver de refilón, con sus gafas redondas y foulard rojo pasión, al Monedero cantando sus típicas e inaguantables peteneras. ¡Eso ya fue el colmo de mi desespero!
¿De las «teles»? que hagan lo que les salga de la pera, pero ¡que avisen, coño…que avisen!
Y sí…lo del «pajarico» es cosa grave, pero el Maduro estuvo «sembrao»…que te lo digo yo.
(Gracias como siempre Doctor…muchas gracias por tus inestimables comentarios)